La BBC, en una clara intención de sacar a la relucir la identidad de nuestro pasado elige el día anual de la camiseta de bandas de música y anima a todo el mundo a ir a su trabajo con ella y enviarles una foto   . Esta es una tradición  que sin dudarlo deberíamos adoptar .

Lo bonito que sería ir al banco a hacer una transacción y de que el banquero llevara puesta su camiseta del Violator de Depeche Mode. O montar en la villavesa y que el villavesero al que habíamos intuído que era skinhead pero no nos habíamos atrevido a preguntar por no saber a que facción pertenece nos recibiera un día con su camiseta de The Specials mientras nos baja a Berriozar.

A partir de entonces podría surgir una bonita amistad de entre que pasó el bonobús te comento lo que me falta para terminar la colección de Trojan Records.

Claro que en estos tiempos postmodernos que nos ha tocado vivir este tipo de comunicaciones en base a gustos comunes se ha puesto cada vez más complicada. Con los gigantes de la moda low cost licenciando camisetas de Joy Division, Bowie o los Sex Pistols, la relación directa entre la persona y la camiseta se ha quedado en un mero complemento estético fuera de su contenido simbólico . De esta manera si acudimos a la clase de zumba y el profesor lleva una camiseta con el logo de los The  Ramones quizá no signifique nada más que eso, que lleva una camiseta con el logo de The Ramones.

Pero vamos con el tema económico del mundo camisetero . Según Digital Music News, cada venta de una camiseta equivale a 6549 escuchas en streaming de Spotify o 27.027 videos vistos de Youtube. Por eso no deja de resultar curiosa la poca dedicación que se pone muchas veces en la confección de los tejidos. Camisetas de la peor calidad  que a los dos lavados el dibujo desaparece , hace que estas hayan acabado en un corto periodo de tiempo en trapos de limpieza.

En unos tiempos de precariedad en la que no se venden discos ( ya hay chavales que no saben lo que es un cd ni para que sirve) una buena confección de camisetas haría aumentar las ganancias de un pequeño artista que necesita ingresos para comer y que suele buscarlos en alguien que no se lo va a proporcionar como son las grandes plataformas de contenidos en streaming.

En esto los traperos llevan ventaja . Sabedores de que sus fans no compran discos, han llevado la identificación artista-fan a otro nivel con las camisetas co-creation en la que se unen a marcas de ropa  para crear camisetas al modo de equipos de fútbol que se venden a precio de oro y se agotan en horas como ha hecho el artista Dellafuente.

Pero Radar de Frecuencias no quiere hacer apología del consumo camisetil y apoya a la BBC en su idea de que saquemos del armario aquella camiseta vieja que compramos en un concierto de Pearl Jam en el 2001 y nos la pongamos en nuestro día de trabajo aunque nos quede pequeña. Identificaría una vieja etapa vital y  sería mejor que todas esas milongas de las teorías «work & play» que cuentan con toboganes y futbolines y que empresas como Google dice que funcionan.

Por que una camiseta es de la últimas pocas cosas visibles y tangibles que nos quedan de la industria de la música y en un mundo en el que todo está disponible a través de dispositivos electrónicos necesitamos de la conexión humana entre iguales . Por eso Radar de Frecuencias apuesta por el día de la camiseta de bandas de música. Lleva tu camiseta de Kortatu a dar clase en primaria, la de Tool mientras vas en el camión de reparto o la de Bauhaus en tu bufete de abogados . El mundo será un lugar mejor.

Mira, aquí una lista de camisetas icónicas para la BBC