De menos a Maximum Rock and Roll

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Primal Scream llegaba a Pamplona para la fiesta de presentación del Festival Santas Pascuas. El aperitivo del festival que está por venir estas próximas navidades no podía ser más suculento. Íbamos a tener la oportunidad de ver a uno de los grupos que mejor han sabido demostrar que eso de la evolución y la búsqueda de nuevos sonidos no es un cliché en la trayectoria de una banda.

Además, con motivo de la publicación de «Maximum Rock And Roll», nos garantizabamos que los de Glasgow iban a elegir de entre lo bueno y lo mejor de su repertorio, un set plenamente festivalero como al final resultó.

Abrieron la noche First Girl On The Moon, flamante nuevo fichaje del sello Oso Polita. La relación directa con Suicide es más que obvia. Afterpunk gélido con sintetizadores y semejanzas a Can, Faust y todo lo que suena marcial, vanguardista y con reminiscencias espaciales. Con solo dos presentaciones en directo se han ganado que les prestemos la atención debida ante tanto producto de fácil digestión. Un concierto que se hizo corto y que fue una gran elección por las influencias compartidas con el grupo principal de esa noche.

Sobre las 10  se apagaban las luces y aparecían en escena los integrantes de Primal Scream.  A la elegante aristocracia rock  de traje rojo de Bobby Gillespie le acompañan en esta etapa el siempre presente en la trayectoria Andrew Innes a la guitarra, Martin Duffy a los teclados,  Darrin Money a la batería y Simone Butler al bajo. Una banda de grandes músicos de gran trayectoria pero quizá por debajo de los carismáticos Mani y Kevin Shields, que salieron para centrarse en sus bandas madre Stone Roses y My Bloody Valentine.

La velada comenzó con los tres temás más puramente electrónicos / industriales como son la madchesteriana «Dont Fight it Feel It», el ritmo trotón de «Swastika Eyes» y «Miss Lucifer» con un Bobby Gillespie un pelín desganado, como si la cosa no fuera con él.  Este fue el tono que adoptó en muchas partes de la noche, haciendo que el show tuviera pinta de ir a desvanecerse en cualquier momento.

El paso por el infravalorado para el que escribe «Give Out But Dont Give Up» fue para la «Wild Horses» de Primal Scream «Cry Myself Blind» , tema que quedaba algo cojo con solamente Gillespie a la voz,  registros vocales inferiores a los de la grabación original y la huérfana guitarra de  Andrew Innes. Del mismo estilo vino seguida  «Im Losing More than i ever had» y así se cerraba el paréntesis por el lado blues de su trayectoria.

Para la parte central dejaron el lado más pop con «Velocity Girl», canción que ya parece muy alejada de los estándares del grupo, el pub rock prescindible de «Dolls» y la psicodelia de «Burning Wheel».

Con «Loaded «se lograba el objetivo para lo que parecía ser interpretada; lograr la comunión entre música, banda y público. Una comunión que se lograría con ese ritmo que invitaba a los uu–uuhs a lo «Sympathy for the Devil», maracas y gestos para la afición. Zentral se convertía así en un aquelarre groovy con casi todo el público moviéndose al rimo de una de las canciones que define su obra magna «Screamadelica» . El único pero es que  se echa en falta  es que muchos de los coros o sonidos pre grabados de algunos tramos del directo no fueran sustituidos por otros interpretados para la ocasión . Nada que ver con el desarrollo multi-instrumental que habíamos presenciado 4 días antes con el otro grupo escocés Belle & Sebastian en Baluarte.

Sea como fuere «Loaded» iniciaba el momento de mayor empatía entre banda y público, momento que se vería prolongado por el positivismo en modo gospel de  «Movin On Up» para terminar con una Country Girl con Gillespie ahora si metido ya en faena antes de los bises.

La traca final fué la que  mayor consenso desató  . Y  es que es muy dificil salir descontento de un concierto que cuenta con «Come Together», «Jailbird» y «Rocks», pistas que enfatizan el lado stoniano de la banda y que suponen un ascenso hacia los altares de su legado rock en el que se enfatiza la sensación de que la entrada quedaba amortizada.

Lo que nos queda al final son sensaciones divividas. Ver a un grupo tan grande en la sala de tu ciudad supone un plus emocional a la hora de valorar un concierto que si lo hubiéramos visto en un festival no habría pasado de correcto. Una actuación por encima de la media de cualquier concierto de rock visto en Zentral pero por debajo de todo el legado  que atesoran los de Glasgow. Sea como fuere, agradecer a Santas Pascuas, Last Tour y Zentral el haber hecho posible disfrutar de una noche de «Maximum Rock And Roll».

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