La Mala (pero no tanto)

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Recinto de La Ciudadela 17/7/2021

✍️:Redera
📸: La Llorona Comunicación

            La jerezana conocida como La Mala Rodriguez nos trajo a Pamplona su “Lujo Ibérico Unplugged” como parte de la programación que el Ayto. nos propone en este segundo verano atípico con los conciertos nocturnos de la Ciudadela.

            Pionera, curiosa y poderosa, 20 años rapeando los versos de su canción urbana de estilo aflamencado con carácter y descaro; con siete álbumes (el último “Amor y Odio” publicado hace unas semanas), un par de discos de oro, otros tantos Grammys y MTVs, el Premio Nacional de Nuevas Músicas y decenas de colaboraciones más que relevantes “en su saco”, hacen de la Mala un buen reclamo tanto para el público que la sigue desde su debut rompedor como para los que la acaban de conocer por su apuesta más reggaetonera.

            Seguro que a algunos sorprendió (o hasta contrarió) este formato unplugged (entendemos que oportunamente adecuado a las circunstancias). La Mala, que nos tiene acostumbradas al exceso en el fondo y en las formas, presentó su hip-hop por soleares, vestida de azabache, sentada y contenida durante todo el recital, únicamente acompañada por la guitarra de Maria José León (Mari “Leona”) que demostró su buen hacer y complicidad con la rapera, como vienen compartiendo desde hace algún tiempo en sus redes sociales.

            Aunque el concierto se proponía sobrio e intimista, La Mala no renunció al humor y la guasa en sus intervenciones, se mostró espontánea y contenta y con muchas ganas de jugar y animar a un público sin duda entregado, pero lamentablemente prisionero de las (tantas) restricciones COVID.

Abrió con las recientes “Peleadora” y “Problema” (Mala, 2020) y continuó ofreciéndonos la mayor parte de los temas de su conmemorado “Lujo Ibérico” de 2001: “Especias y especies”, “Tambalea”, “Con diez o con veinte”, “Tengo un trato”, “En mi ciudad hace caló”, o “La cocinera”con cierto quejío intimista y la rabiacontenida esta vez- de“Con los ojos de engañá”. Poco a poco el ambiente se fue caldeando en una de esas escasas noches templadas de luna creciente al aire libre, con un sonido impecable y un volumen adecuado para la propuesta. La Mala continuó ofreciendo por lo bajini temas de álbumes posteriores como el coreado “Yo marco el minuto” (Tambalea) en versión blues con un loop de la guitarra haciendo las veces de bajo, “Mami” (Mala) traída a rumbita dulce y sentida, “La Niña” (Alevosía) con una interpretación entonada y poderosa,y una emocionada y emocionante “La noche” (Malamarismo) que el público percibió y agradeció, para terminar con su “Superbalada” (Mala), antes de retirarse solo unos minutos y regresar al escenario con un sentido punteo de guitarra de la Leona para abrir “Quién manda” (Bruja), continuar con una alegre ”Yo no mato el tiempo” (Dirty bailarina) y terminar con una versión de “Aguante” (Mala) más en clave de son que de reggaeton.

A pesar de lo extraordinario de la puesta en escena y de las medidas sanitarias, el público cubrió aproximadamente 2/3 de la entrada y sin duda disfrutó de la propuesta, aunque quizá existiera cierta desproporción en la escala: La amplitud del escenario (trabajado con una iluminación comedida), tanto como del aforo (500), sumado a las distancias que alejan al público del escenario y entre sí, no contribuyen a generar el ambiente íntimo que requiere un concierto de estas características.

✍️:Redera

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