Luis Costa: «Los medios de comunicación en su día dieron una imagen sesgada, tendenciosa y radical de la “Ruta del Bakalao”

Share this...
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter

Con «Bacalao! historia oral de la música en Valencia» (Ed Contra) , Luis Costa ( Barcelona 1972) ha saldado una deuda con una época resumiendo a través de los protagonistas  de aquellos años locos comprendidos entre principios de los 80 y mediados de los 90 en Valencia. Una más que necesaria historio-grafía de un tiempo que contaba con noches interminables, música de vanguardia y drogas de diseño.

Este sábado presentará el libro en La Urbana de Navarrería, lugar en el que el autor dialogará sobre una de las épocas más transgresoras en la música española. Fue la época en la que apareció un nuevo modelo de ocio con una pujante cultura de club nacida a partir del periodo de esplendor cultural underground ocurrido tras la muerte de Franco y que terminó siendo estigmatizado  por los medios de comunicación.

 Radar De Frecuencias se pone en contacto con el autor antes de su presentación y posterior pinchada nocturna en Katos Disco como Dj Lui.


¿De dónde surge la idea de realizar esta historia oral de la música de baile en Valencia y cuál ha sido el método utilizado para ello?

Glamour, grupo representativo de la época dorada de la música en Valencia influenciada por los nuevos románticos.

Estaba contemplada en mi programa de libros por escribir. Es un tema que siempre me había fascinado y del que conocía muy poco, con referentes muy aislados y dispersos. Suponía un reto poner orden y sentido a todo esto, ya que apenas existía bibliografía, al margen del maravilloso ensayo de Joan Oleaque, En Èxtasis (Barlin Paisaje, 2017), que fue sin duda el referente a la hora de enfocar mi proyecto. Aunque me leí otros tantos libros, varias historias orales, y el sensacional y recién secuestrado Fariña , que fue muy revelador e inspirador.

 Sin embargo, sin el de Oleaque probablemente no hubiera existido el mío. Me propuse ampliar la investigación sobre este episodio cultural a partir de su trabajo, ampliando su alcance y rellenando las posibles lagunas que pudiera tener. Me pareció que, dada la poca bibliografía e información disponible, lo suyo era presentar mi investigación bajo el formato de historia oral, y presentar a sus protagonistas, muchos de ellos totalmente anónimos o muy desconocidos.

Creo que fue un acierto. Y poco a poco va habiendo más información sobre este asunto y estoy feliz de haber podido contribuir humilde y respetuosamente a ello. La verdad es que este sería un buen momento para hacer un ensayo en profundidad y entrar más en los noventa, por ejemplo. Yo ya he hecho mi parte.

 Que un reportaje realizado en Canal Plus se erigiera como la versión oficial del tema ha sido una de las grandes rémoras para la concepción de esta época como un periodo de vanguardia artística. ¿Qué porcentaje del daño atribuyes los medios de comunicación en esta demonización de la ruta?

Dos ruteros de «parkineo» www.rutadestroy.com

Así  es, esta es la imagen que quedó instalada en el imaginario colectivo, la que dieron los medios de comunicación en su día: una imagen sesgada, tendenciosa y radical, donde sólo se daba una visión de la Sodoma y Gomorra fiestera asociada a lo que bautizaron como “Ruta del Bakalao”. Reportajes que sólo hablaban de drogas y desfase. Todo aquello estaba allí, desde luego, y más a partir de 1992-1993, que es cuando los medios más sensacionalistas entran al trapo.

Pero nunca hubo un interés por explorar los antecedentes de una subcultura tan rica y poderosa. Ahora bien, creo que la responsabilidad debería compartirse entre varios actores.

Para empezar, los propios empresarios, que se rindieron al modelo más ramplón del “discotequeo”, sin cuidar la música, ni la imagen o el ambiente de sus salas.  La industria musical valenciana asociada a la música de baile, produciendo hardcore de garrafón, de octava generación, copia de la copia de la copia de la copia del hardcore holandés, que se identificaría erróneamente con el bacalao y se le llamaría Bakalao, o más popularmente “mascachapas”.  Estos sellos discográficos crearon un lobby muy fuerte que impuso esta música en la mayoría de discotecas, barriendo de un plumazo la grandiosa tradición que los había situado en su día en la vanguardia europea.  A lo cual se sumó la radio, como otro escaparate para lucir a la criatura deforme.

La historia de “Bacalao” va desde los discs jockeys pioneros que cambiaron la forma de entender la música de baile hasta el momento en el que el movimiento llega al gran público de todo el país y la posterior criminalización mediática ¿En cuántos periodos dividirías el espacio comprendido entre 1980 y 1995?

La discoteca Barraca en sus inicios, localizada en Sueca

Veo tres períodos muy diferenciados, los dos primeros de los cuales, son pura vanguardia y abarcan la década de los ochenta. He divido el libro en dos partes, “Subidón” y “Bajón”. En esa primera parte hay un primer período que va de 1980 a 1985 con las figuras de Juan Santamaría, Carlos Simó, los hermanos Serrano (Quique y Juanjo) o Toni el Gitano, como pioneros de la escena de clubs valenciana y europea, en discotecas como Oggi, Metópolis, Barraca, Chocolate o Espiral. Es el momento del bacalao, con c, donde se mezclan muchos estilos dentro de la “música blanca”, como reacción a la dominante música negra disco del momento, la rumba, la música lenta. etc… Un momento inédito de libertad, riesgo y experimentación, en manos de la juventud más inquieta que lo abordó.

Las navidades del año 84-85 marcan un segundo momento absolutamente revolucionario, con la inauguración de Spook y la entrada en escena del dj Fran Lenaers, un combo que cambia las reglas del juego ya para siempre. Su técnica en las mezclas junto a una selección tan impecable como variada y arriesgada, con mezclas a menudo de hasta tres canciones a la vez, es historia viva del mejor clubbing mundial.  Todo lo que hizo desde entonces, pinchando cada fin de semana en Spook hasta finales de 1988, sin perderse uno solo, lo han convertido en una figura de culto seguida por legiones de fans, muchos de ellos djs,  que luego han sido esenciales para nuestra cultura dance.  Su popularidad ha ensombrecido injustamente la figura también esencial de José Conca, que tendrá en Chocolate una de las residencias más longevas de este país, 11 años, con una técnica igualmente asombrosa y una selección más oscura y  underground.

Son los responsables de la incorporación de la EBM, la música industrial y el proto-techno al ideario musical valenciano de clubs, que se había caracterizado hasta ese momento por el guitarreo y la caña. En esta segunda etapa, ellos lideran una generación de djs muy talentosos como Kike Jaén en el N.O.D, Los Gemelos en Puzzle, Arturo Roger en A.C.T.V, Jesús Brisa en Espiral, David el Niño en Isla, Pachá y Distrito 10, Rafa Lara en Barraca, Luís Bonías, etc… Es un momento de máxima mezcla donde al sustrato guitarrero valenciano se va incorporando electrónica más contundente como la EBM y más delante el 4×4, el house, las cantaditas, etc…

David el Niño ( derecha)

En el año 90 empiezan a cambiar las cosas y ya a partir del 93 se empiezan a perder los papeles y la música empeora a pasos agigantados. En el 91 Fran Lenaers se retira de los platos para centrarse en su faceta como productor en su proyecto Megabeat, y sólo unos pocos como su sucesor en Spook, Rafa Pastor, Cristian Martí, José Conca, Arturo Roger o Kike Jaén, luchan por mantener un poco la identidad y la dignidad de la escena.

Hay muchos episodios divertidísimos dentro del libro que nos hablan de la pasión y dedicación absoluta al asunto musical por encima de lo monetario. ¿Hemos perdido la capacidad de apasionarnos y dejarnos llevar a la hora de crear algo nuevo como se observa en el libro o todavía hay espacio para la libertad creativa desde la pasión?

Siempre hay espacio para eso, y creo que los DJ estamos entregados a esa pasión,  esa inquietud y a ese constante dejarse llevar. O así debería ser. No siempre lo es, desde luego, porque hay muchos DJ que no acabo de comprender muy bien porque están metidos en esta historia, pero tiene muy poco que ver con la pasión por la música.

Yo tengo la suerte de rodearme de amigos djs que forman parte de ese primer grupo de apasionados, muchos de ellos ya veteranos y es que uno va teniendo una edad. Muchos empezamos en esto por pura pasión, coleccionando discos, peinando cubetas y cubetas de discos, tardes enteras, en las tiendas de discos. Cuando yo empecé hace ahora casi 25 años, en Barcelona había entre quince y veinte buenas tiendas de vinilos, entre primera y segunda mano. Hoy apenas se pueden contar con los dedos de las manos, y te sobran. Muchos de nosotros, así como otros tantos que se han ido sumando, tenemos esa pasión, y creo que si no la tuviéramos sería bastante improbable que nos siguiéramos dedicando a esto. Pero es cierto que, por otro lado, la escena de clubs ha ido a peor de un modo muy preocupante, y el público ya no valora ese tipo de sesiones “apasionadas”. Ni mucho menos.

De un tiempo a esta parte, la gente quiere estar arriba todo el rato, recibiendo recompensas constantemente, con canciones conocidas. Si no las conocen directamente no bailan o se van de la sala. El público, por lo general, ya no está para sesiones variadas y experimentales, con cambios de estilo y de tempo, dejándose llevar y gozando del baile, entregados a la sesión de un modo colectivo. O eso me parece a mí. Y hasta prolifera un nuevo y acuciante perfil, que mi buena amiga Gela (que recientemente me hizo una delicia de mix para mi serie de mixes Danz, de mi fiesta Dancetería) definía muy bien hace poco en una entrevista: el clásico (y suele ser un hombre, esto es así) que tienes toda la noche delante de la cabina, sin hacer absolutamente nada, para comprobar que todo lo haces adecuadamente, sin despegar los ojos de tus manos. A ver si pilla el fallo. Mucha gente pendiente de que no haya fallos vaya, en lugar de disfrutar. Y ya no veas en las redes sociales y las carnicerías que se montan alrededor de videos del tipo Boiler Room. Todo esto le quita mucha magia y diversión al asunto, sinceramente.

En el libro sale David El Niño, uno de los djs de Distrito 10 que terminó montando una tienda en Pamplona llamada Indie Sound en la calle Jarauta a la que muchos acudíamos en busca de un disco o de alguna historieta de aquellos años gloriosos. Le he perdido la pista ¿Dónde lo encontraste?

No fue difícil localizarlo, el vive en Madrid y sigue estando muy activo, pinchando en muchas fiestas y sesiones. Es un maestro y es de los que mantiene intacta la pasión por todo esto, la “sangre”, tal y como a él le gusta expresarlo.

A pesar de una ausencia notable para el gran público en “Bacalao!” como es Chimo Bayo, existen personalidades muy representativas de aquella época como Juan Santamaría o Vicente Pizcueta, ¿quién de los protagonistas del libro dirías que funciona a modo de resumen de lo que ocurrió en Valencia?

Creo que todos ellos, cada uno a su manera, explican esta historia y sin alguno de ellos quedarían probablemente varias lagunas. Es lo interesante de una historia oral,  que se explica a través de la suma y complementación de todas las voces, que aportan información y puntos de vista, lecturas, diferentes.Pero venga, si me tengo que mojar, igual te diría que Carlos Simó es una figura muy destacada, ya que fue uno de los dj pioneros que inventó la escena, desde el año 80 en Barraca y Barracabar (como gestor), y que al retirarse en 1986 pasó a la gestión en la discoteca Puzzle, hasta que lo apartaron del juego y echaron la escena a perder. Además, tuvo su propia discográfica y editó discos importantes de grupos como Comité Cisne o Seguridad Social.  Estuvo en todos los fregados.

Con “Bacalao” se salda una cuenta historiográfica con lo ocurrido en la época de la ruta. ¿Crees que en un futuro pueda existir un libro dedicado a la que se puede considerar continuación de la Ruta Des troy, la de los años noventa en el norte con La Real de Oviedo, La Fábrica en Gijón hasta llegar a  +y+ en Pamplona o la archiconocida Florida 135 en Fraga?

¡Debería hacerse, claro que sí! A mí me parece incomprensible que no existan muchos más libros, estudios, ensayos, artículos o documentales sobre este tipo de escenas locales,  que explican nuestra historia de la música electrónica, o dance, o como se quiera. En otros países como Inglaterra, Estados Unidos, Holanda o Alemania es algo habitual toparse con libros o documentales sobre diferentes escenas, como The Sound of Belgium, por ejemplo. En Alemania tienen hasta un museo del techno… Todo esto me hace reflexionar sobre la cultura electrónica que tenemos aquí…, y es algo que me plantea muchas dudas y  me tiene preocupado.

El centralismo para la música con los ejes Barcelona – Madrid ha hecho perderse muchas cosas que con el tiempo acaban saliendo a la luz ¿crees que lo de Valencia es un caso paradigmático de esto?

Concierto de The Stone Roses en la Discoteca Barraca, 1989.

Si, absolutamente, y suele ocurrir, desgraciadamente. Fíjate en lo que pasó con una ciudad tan importante para la música como Manchester, que ha dado tanto a la música, costó situarla en el mapa a nivel mundial. Ya no sólo por los grupos, que todos conocemos y que no hace falta mencionar -que hasta que no triunfaron en Londres no serían populares-, sino por un lugar tan esencial para la cultura de clubs como fue la Factory, que primero funcionó como sala de conciertos y luego como club, donde pincharon muchos años sus residentes Micke Pickering, Graeme Park o Greg Wilson, entre otros,, y por donde pasó también Laurent Garnier.

Es importante recuperar todo este legado dispersado por diferentes lugares y momentos por parte de quienes fueron sus protagonistas. En España hay muchas historias ocultas por descubrir, manos a la obra.

Fran Lenaers el año pasado en el Sonar, Nando Dixcontrol con su documental en In-Edit… ¿Nos estamos quitando poco a poco los prejuicios a la hora de valorar los hitos de la electrónica en este país?

Eso parece. Ojalá no sea sólo un espejismo y sea el principio de algo mayor y constante, riguroso y respetuoso. Queda mucho por hacer, todo un pasado apasionante por explorar, escenas y artistas por reivindicar, y hay que liarse con ello cuanto antes. ¿Qué pasa por ejemplo con toda la escena post-punk en España? Que es una maravilla. Me acabo de pillar un recopilatorio que se ha publicado este 2018 recientemente en  el sello suizo Les Disques Bongo Joe, con el muy acertado título “La Contra Ola. Synth Wave And Post Punk From Spain 1980-86”, con una selección alucinante. Hay un interés evidente por lo que ha pasado en este país a nivel musical, pero a veces sigue pareciendo que la cosa no va con nosotros. No ha habido ni un solo organismo oficial cultural valenciano que se haya interesado por “Bacalao”, ni uno solo.

 Conocemos a Luis Costa periodista y disc jockey, pero además llevas la parte de comunicación de la conocida sala Razzmatazz en Barcelona. ¿Qué le falta a este país para que se empiece a considerar al ocio nocturno como una actividad cultural de primer nivel? ¿No te parece que mientras que en Amsterdam o Londres se han creado las figuras de alcaldes de la noche aquí estamos desaprovechando nuestros activos culturales nocturnos que también aportan su granito de arena en materia cultural y por qué no decirlo económica?

Por supuesto, así es. Ya lo he comentado antes, respecto a Berlín, Londres, Holanda, etcétera, donde tienen perfectamente asumida e integrada la cultura de la música electrónica. Las administraciones deberían dar un paso al frente en este sentido, pero ojo, analicemos primero el asunto desde todas las posibles perspectivas. Lamentablemente, acudes a festivales de un gran componente cultural,  como puede ser el propio Sonar, el Mira o el LEV, y asistes a gran parte del público hablando en voz alta y liándola, en pleno concierto con visuales o de alguien haciendo algo en directo que requiere un cierto silencio y atención, y tienes a unos cuantos pasando de todo… Una falta de respeto por el artista y por la cultura que no se da pocas veces.

Obviamente, no se trata de ir al club con libreta y boli, por supuesto, el club está para bailar y disfrutar de la música y el ocio, por supuesto, pero hay momentos y lugares para todo. No las tengo todas yo.

 

 En tu libro pides a los protagonistas que hagan una playlist en su parte final. ¿Podrías elegir dos o tres temas que consideres más representativos de  esta época descrita en el libro?

En ese apartado precisamente comento que fue mucho más difícil conseguir que me mandaran su top que entrevistarlos, que ya me costó en su día, la verdad. Algunos, como Fran Lenaers, nunca me lo llegaron a entregar. Y es que es una putada, lo entiendo perfectamente. ¿Qué escoges y qué dejas fuera? Es jodido… Los más representativos al final son temas que a lo mejor los tienes muy sobados, por buenos que sean…

Aquí van 3, pero podrían ser 300 más seguro:

B-Movie – “Nowhere Girl”

The Neon Judgement – “The Fashion Party”

Grauzone – “Eisbear”

Aquí tienes una playlist con temas representativos de lo contado en Bacalao! antes de la presentación del libro este sábado en La Urbana.

 

 

Share this...
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *